jueves, 10 de febrero de 2011

TERAPIAS RECOMENDADAS EN TEA

 Queridos padres una vez vistas las terapias no recomendadas en las personas con TEA y las de evidencia débil. Vamos a ver las terapias RECOMENDADAS por la Guía de buenas prácticas en el tratamiento del TEA. Hoy vamos a a ver: el Sistema TEACCH y la terapia cognitivo-conductual.
Sin más empezamos por la primera de ellas: 
Sistema TEACCH
El sistema TEACCH (tratamiento y educación de alumnado discapacitado por autismo y problemas de comunicación), frente a lo que frecuentemente se cree, no es ni un programa, ni mucho menos un método de tratamiento. La División TEACCH, dependiente de la Universidad de Carolina del Norte, fue establecida en 1972 por mandato legal de la Asamblea del Estado, con el objetivo de desarrollar una red comprensiva y descentralizada de servicios comunitarios para pacientes con TEA. Desde entonces, miles de personas han accedido a una amplia oferta de servicios coordinados, a lo largo del ciclo vital, que incluye programas individuales de apoyo, escolarización, formación e inserción laboral, ayuda a las familias, viviendas, programas de ocio, etc. Asimismo, desarrollan iniciativas de docencia e investigación.
Este modelo de red de servicios se ha replicado –de modo adaptado según las condiciones locales– en 22 países.
Los componentes que guían este sistema son entre otros: la colaboración entre familiares y profesionales y la utilización de diferentes técnicas y métodos combinados de manera flexible, en función de las necesidades individuales de la persona y de sus habilidades emergentes (intervenciones cognitivas y conductuales, estructuración, claves visuales, Sistemas Alternativos/Aumentativos de Comunicación, etc.). Además el TEACCH considera fundamental adaptar simultáneamente el entorno, para que la persona encuentre sus condiciones óptimas de desarrollo personal.
Existe una revisión  que concluye que las limitaciones metodológicas de los trabajos revisados no permiten ni establecer la eficacia del tratamiento ni, cuando se aprecian beneficios, atribuírselos a la intervención realizada. Las guías de buena práctica (California, Manchester , Ontario y Sidney ) adoptan un estilo descriptivo del TEACCH, para concluir básicamente que –aunque el sistema parece prometedor– no se dispone de verificación independiente de su eficacia.
Los estudios existentes señalan, aunque de manera cuestionable debido a problemas de diseño:

– La utilidad de los programas aplicados en el hogar por madres y padres entrenados en los componentes del TEACCH.
– El aumento del CI en niñas y niños pequeños no verbales.
– La disminución de la institucionalización psiquiátrica de mayores de edad con TEA tras la instauración del TEACCH, en porcentajes que oscilaban según los años entre el 40-70% hasta el actual 7% (si bien es posible que este descenso esté influido por factores no controlados, como, por ejemplo, una política general de integración comunitaria en Carolina del Norte durante estos últimos años).
El Grupo de Estudio considera que el sistema es modélico a la hora de asegurar servicios para toda una población, y valora especialmente la implicación compartida de agencias gubernamentales, asociaciones de familiares y Universidad, para concluir que es razonable anticipar que la calidad de vida de las personas que acceden a este tipo de sistemas debe de ser muy superior a la de quienes carecen de ellos.

Terapia cognitivoconductual
La terapia cognitivoconductual (TCC) es un enfoque psicoterapéutico que combina el papel que desempeñan los pensamientos y las actitudes en las motivaciones y en la conducta, con los principios de modificación de conducta (análisis funcional, refuerzo contingente, extinción, etc.). En primer lugar, se identifican las distorsiones del pensamiento, las percepciones erróneas, las creencias irracionales, las conductas, emociones y estados fisiológicos no adaptativos; para aplicar después de manera conjunta principios de modificación de conducta y técnicas de reestructuración cognitiva.
Se ha identificado una revisión  sobre la TCC en pacientes con TEA , que establece que no existe evidencia ni sobre la efectividad ni sobre el daño potencial de la TCC en los niños o niñas con TEA. Sin embargo, se encontró evidencia de que la TCC es una opción que se debe considerar para personas con TEA con un nivel de funcionamiento alto. La guías de Sidney  y Ontario  sugieren asimismo que no existe evidencia de su eficacia en personas con autismo. Recomiendan que, si se quiere aplicar, se haga en todo caso en pacientes de elevado nivel de funcionamiento (ya que la intervención requiere elevadas competencias cognitivas y comunicativas) y que se considere la necesidad de adaptar las técnicas habituales para incluir posibles ayudas visuales, formación específica en emociones, expresión de sentimientos y percepción social.
El Grupo de Estudio apoya la aplicación personalizada de técnicas adaptadas de TCC y apoyo emocional en personas con trastorno de Asperger o autismo de un nivel de funcionamiento elevado.

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